La Pollera

La palabra pollera viene de la palabra latina pullarĭus ("pollero") que era un adjetivo derivado de pullus que significaba primero las crías de los animales en general y luego se aplicó a las crías especialmente de las aves y más específicamente a los que en español llamamos pollos por antonomasia, los gallos y gallinas jóvenes. De ahí vino una primera palabra pollero o pollera que se refería a todo lo que tuviera relación con los pollos, por ejemplo, el lugar donde se crían. Como las jaulas para que no escapen los pollos, llamadas polleras, tenían una forma casi acampanada o de cono abombado, artefactos parecidos se acabaron llamando también pollera, como ciertos tacatacas o andadores de los niños. De la misma manera, cuando las faldas de las mujeres eran muy holgadas y acampanadas que hasta necesitaron de un bastidor de palos, alambres o mimbres que las sustentara siempre ahuecadas, lo mismo que se las llamó guardainfante porque podían ocultar un niño, se las llamópolleras porque parecían jaulas de pollos. De la costumbre de usar faldas polleras se debió pasar a llamar simplemente polleras a las mismas faldas, y esa es la acepción que el DRAE recoge como propia de América. 

En España, al principio, cuando se oía esta palabra se sorprendían mucho algunas personas de, digamos, poco mundo, pues la inferencia suya habitual estaba lo más alejada que se puede pensar de una prenda femenina. Pero felizmente el intercambio continuo de léxico que trae consigo el constante trajín de gentes que van y vienen de una a otra orilla y cruzan el Charco abre mucho la mente, y así es como los contactos y el mutuo conocimiento entre los pueblos que hablamos español hacen que nos vayamos comprendiendo mejor y cada vez sea menos la gente que se escandalice al oír decir palabras que no se usarían en su aldea.